domingo, 10 de mayo de 2020

La bisagra de Girauta

“No trabajamos tanto para construir una bisagra. Acabo de comunicar formalmente mi baja como afiliado a Ciudadanos”. Así se despedía la pasada semana del partido Ciudadanos su ex Portavoz en el Congreso de los Diputados, Juan Carlos Girauta.
Curioso tweet de uno de los políticos (ya ex) más seguido y comentado en redes sociales de nuestro país, teniendo en cuenta el detonante de su abandono: “construir una bisagra”. Dígame, señor Girauta, si no es eso mismo su ex partido, una bisagra política.
Quizá en Leganés haya superado el anclaje lateral para convertirse directamente en la palanca que abre y sostiene el Gobierno socialista por segunda legislatura consecutiva. Una posición muy atractiva para todo aquel que desea vivir de la política municipal.
Por ello, la trayectoria del partido naranja en nuestra ciudad ha estado repleta -desde su origen- de todo tipo de intrigas y puñaladas con el único fin de aferrarse a los cuatro o cinco puestos que su estratégica posición en el Pleno municipal concede a unos pocos elegidos.
La primera experiencia de Ciudadanos Leganés estuvo capitaneada por Jorge Pérez. Vecino de la ciudad, con nula experiencia política, Pérez padeció desde el minuto uno los ataques del fuego amigo que acabaron con un expediente de expulsión promovido desde dentro y amparado por Madrid.
Pérez fue carne de cañón en los medios de comunicación que se prestaron a disparar toda la munición naranja que dieron al traste con su carrera política. No contaba la dirección regional de Ciudadanos con que su ex portavoz se iba a aferrar al acta de concejal hasta el último respiro.
Cometió Ciudadanos un grave error estratégico: comunicar la expulsión de Pérez al alcalde de Leganés, Santiago Llorente, antes que al propio afectado. El regidor  socialista se frotó las manos cuando echó cuentas y descubrió que acogiendo al futuro concejal No Adscrito en su regazo, disipaba de un plumazo cualquier atisbo de moción de censura por la derecha (6 ULEG, 6 PP y ya solo 1 concejal de Ciudadanos).
Siempre sale más barato un pacto con un edil díscolo que con un Grupo municipal con representación regional y nacional. Así que Pérez selló un acuerdo de mínimos con Llorente para levantar la mano en todos y cada uno de los Plenos donde su voto fuera necesario. Las cláusulas del contrato permítanme que las mantenga dentro de un cajón.
Jorge Pérez fue expulsado junto a la Coordinadora del Grupo y tesorera del partido, Gema Martín, que acabó siendo sustituida por el actual Portavoz naranja en Leganés, Enrique Morago.
El futuro líder venía de lapidar al partido UPYD en Valdemoro, su ciudad de origen, donde apenas consiguió 1.000 votos en las elecciones municipales de 2015. Un sonoro fracaso político que le llevó a dejar la formación magenta para buscar acomodo en Ciudadanos.
Pronto descubrió Morago que Leganés era una plaza atractiva para hacerse hueco y engrasar la bisagra que habían perdido por un bisoño error de cálculo. Así que primero opto por “asesorar” desde fuera al Grupo en Leganés, pero lo que pocos sabían es que estaba labrando su puesto de trabajo en la política local, uno más.
Ya desde el Grupo municipal consiguió armar una lista electoral para los comicios locales de 2019 con escasa representación pepinera. Quedaba muy feo apartar al por entonces portavoz José Manuel Egea y colocar a alguien de fuera de Leganés. Los votantes de la ciudad podrían no entenderlo y no era tiempo de experimentos.
Por eso optaron por mantener y designar como candidato a Egea, siempre teniendo en cuenta que la hoja de ruta pasaba porque Morago asumiese más pronto que tarde la Portavocía del Grupo municipal. Ciudadanos obtuvo tres concejales que, contra todo pronóstico, concedieron su apoyo al candidato del PSOE en el Pleno de investidura.
A cambio pidieron poca cosa, las gerencias de las empresas públicas. Ahora solo les queda una,  la que más pita. Por cierto, agárrense a los cinturones porque con EMSULE habrá Rock and Roll.
La bisagra había comenzado a engrasar de nuevo, pero aún tenían que consumar el plan interno de pilotar la nave en solitario. Antes, hubo que salvar el imprevisto de la marcha de la número 3, Begoña Cortés Ruiz, al Gobierno de la Comunidad de Madrid. El acta lo asumió la actual concejal María del Pilar Cano Bueno, una de los pocos miembros de la candidatura con afinidad personal con José Manuel Egea.
El partido consiguió “convencer” a la nueva edil de lo positivo que sería para casi todos el relevo del compañero Egea y dejar paso a Morago, el delfín del aparato. El asunto tuvo derivadas políticas y personales que aún colean. 
A partir de aquí, la historia se la saben. Un apoyo desmedido al Gobierno local que genera aquello de… “no es por qué, sino por cuánto”.  La respuesta la dejamos para la próxima.
(CONTINUARÁ)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace unos días en El Confidencial publicaban el caso de Ciudadanos en Alcalá, idéntico a Leganés. Le dan sus votos al PSOE en la investidura, consiguen cargos para los suyos, apoyo a todas las iniciativas del gobierno, con lo que el PSOE revisará el Plan General de Urbanismo y también sacará adelante los presupuestos.
Ambos casos son tan calcados que, más que casualidad, parece que obedecen a una estrategia mutua a nivel municipal, tanto de Cs como del PSOE. El PSOE se plantea en las dos localidades la aprobación de un nuevo Plan General porque con Cs tiene asegurada la necesaria mayoría absoluta, así como para los presupuestos para toda la legislatura.
Yo me pregunto si, más bien, no será una táctica del PSOE lo de ir repescando a los que se refugiaron en Cs debido a la debacle de UPyD, para llevar a cabo los proyectos de mayor calado, imposible de otro modo en estos tiempos de tanta fragmentación política. Los tres de Cs de Leganés creo que solo van a asegurar individualmente el sueldo de los cuatro años, lo que no es poco. Hagan lo que hagan estos concejales, el futuro de Cs en los ayuntamientos depende únicamente de Arrimadas, de si consigue, o no, reflotar a Cs a nivel nacional.