La luz de la
tercera planta de la Casa Consistorial de Plaza Mayor apenas descansa desde el
pasado sábado. Santiago Llorente se dirigió desde el improvisado salón de Plenos
del José Saramago a su despacho en `La Roca´ ese mismo día y no ha parado de trabajar.
Señaló en su
discurso de investidura que su intención era “tender la mano” al resto de
fuerzas en busca de consenso y diálogo, y a eso se ha dedicado en estos
primeros días de “Gobierno”, unas horas en las que algún lumbreras ya le ha venido
a pedir responsabilidades en modo nota de prensa.
El caso es
que el alcalde es consciente de que el verdadero problema lo tiene en casa. Lidiar con su
adversario doméstico le lleva demasiado tiempo a un primer edil que debiera
estar dedicado desde el minuto uno en sacar adelante el proyecto político que
demanda una gran ciudad como Leganés.
Un escollo que deja ahora mismo la Junta de Gobierno presidida por el propio alcalde mas dos concejales. Los otros tres tensan la cuerda teledirigidos desde la Asamblea. Tranquilos, estos del PSOE tienen
experiencia en conflictos internos y todo se acaba por solucionar. Será
cuestión de tiempo... o de que alguno se canse.
La buena
noticia para este PSOE -de momento el de Santi- es que el ejecutivo saliente del Partido
Popular ha dejado un capítulo 6 del Presupuesto municipal rebosante de liquidez.
Las inversiones son tan necesarias como factibles, y por ahí pueden venir las
primeras acciones.
El resto de
fuerzas arden en deseos de conocer la confección de los Grupos políticos
municipales. Lo primero es ubicar a cinco grupos en sus respectivas
dependencias, y ojo porque en Plaza de España no hay quien viva.
El Partido
Popular se recompone de una derrota sin paliativos que ha dejado el partido
limpio de polvo y paja en manos de los seis concejales que conformarán el Grupo
municipal. El portavoz será Miguel Ángel Recuenco, que asumirá los galones en
el consistorio y en el aparato, pensando ya en el 2019. Mientras, a intentar
liderar la oposición, que ya es mucho para el repasito que se han llevado.
Un año –el
2019- que ha marcado en rojo el
portavoz de Unión por Leganés, Carlos Delgado, quien muy lejos de pensar que se
le ha podido pasar el arroz por afrontar su tercera legislatura consecutiva en la
oposición, entiende que el futuro será suyo.
Desde
Leganemos nos tienen expectantes. La candidatura de unidad popular pasará a
vivir y cobrar como la casta y eso mola. A partir de ahí claro que
se puede, se puede liar parda si no se dotan de una estructura con funciones
delimitadas. Perdón por el atrevimiento, pero acudir los seis de la mano a
todas las reuniones acabará por convertir un buen proyecto político en una
jaula de grillos.
Ciudadanos
intenta recuperarse de su fulgurante entrada en la corporación y de ese papel
estelar que le ha concedido la ineptitud de las fuerzas que han obtenido mayor
representación. Claro que tenía la llave, y claro que su abstención ha sido
determinante, pero no es menos cierto que nadie ha sido capaz de sumar doce.
IU asume su
retroceso y lo que se le viene encima desde la Dirección federal. Han perdido
votos y lo siguiente será el robo de sus siglas. Acabarán por entrar en el
Gobierno como ya sucede o sucederá en ciudades vecinas, y desde ahí planear su
no defunción.
El PSOE gobierna
hoy la ciudad no por ser la lista más votada, sino por el fracaso del resto de partidos
que obtuvieron seis ediles y han sido incapaces de consensuar un Gobierno sólido
y estable. Todo lo demás es tirar balones fuera como en aquel España-Suiza del
Mundial de Sudáfrica.
Insistimos en que las
alcaldías no se merecen, se ganan o se consiguen. El PSOE la ha ganado,
mientras Leganemos, ULEG y PP han sido incapaces de conseguirla. Ciudadanos sólo pasaba por allí.
Que cada cual asuma
su responsabilidad. Nosotros, los mercenarios de la tecla, lo seguiremos contando...a no ser que nos fiche un Primera.