miércoles, 17 de junio de 2015

La luz de La Roca

La luz de la tercera planta de la Casa Consistorial de Plaza Mayor apenas descansa desde el pasado sábado. Santiago Llorente se dirigió desde el improvisado salón de Plenos del José Saramago a su despacho en `La Roca´ ese mismo día y no ha parado de trabajar.

Señaló en su discurso de investidura que su intención era “tender la mano” al resto de fuerzas en busca de consenso y diálogo, y a eso se ha dedicado en estos primeros días de “Gobierno”, unas horas en las que algún lumbreras ya le ha venido a pedir responsabilidades en modo nota de prensa.

El caso es que el alcalde es consciente de que el verdadero problema lo tiene en casa. Lidiar con su adversario doméstico le lleva demasiado tiempo a un primer edil que debiera estar dedicado desde el minuto uno en sacar adelante el proyecto político que demanda una gran ciudad como Leganés. 

Un escollo que deja ahora mismo la Junta de Gobierno presidida por el propio alcalde mas dos concejales. Los otros tres tensan la cuerda teledirigidos desde la Asamblea. Tranquilos, estos del PSOE tienen experiencia en conflictos internos y todo se acaba por solucionar. Será cuestión de tiempo... o de que alguno se canse.

La buena noticia para este PSOE -de momento el de Santi- es que el ejecutivo saliente del Partido Popular ha dejado un capítulo 6 del Presupuesto municipal rebosante de liquidez. Las inversiones son tan necesarias como factibles, y por ahí pueden venir las primeras acciones.

El resto de fuerzas arden en deseos de conocer la confección de los Grupos políticos municipales. Lo primero es ubicar a cinco grupos en sus respectivas dependencias, y ojo porque en Plaza de España no hay quien viva.

El Partido Popular se recompone de una derrota sin paliativos que ha dejado el partido limpio de polvo y paja en manos de los seis concejales que conformarán el Grupo municipal. El portavoz será Miguel Ángel Recuenco, que asumirá los galones en el consistorio y en el aparato, pensando ya en el 2019. Mientras, a intentar liderar la oposición, que ya es mucho para el repasito que se han llevado.

Un año –el 2019-  que ha marcado en rojo el portavoz de Unión por Leganés, Carlos Delgado, quien muy lejos de pensar que se le ha podido pasar el arroz por afrontar su tercera legislatura consecutiva en la oposición, entiende que el futuro será suyo.

Desde Leganemos nos tienen expectantes. La candidatura de unidad popular pasará a vivir y cobrar como la casta y eso mola. A partir de ahí claro que se puede, se puede liar parda si no se dotan de una estructura con funciones delimitadas. Perdón por el atrevimiento, pero acudir los seis de la mano a todas las reuniones acabará por convertir un buen proyecto político en una jaula de grillos.

Ciudadanos intenta recuperarse de su fulgurante entrada en la corporación y de ese papel estelar que le ha concedido la ineptitud de las fuerzas que han obtenido mayor representación. Claro que tenía la llave, y claro que su abstención ha sido determinante, pero no es menos cierto que nadie ha sido capaz de sumar doce.

IU asume su retroceso y lo que se le viene encima desde la Dirección federal. Han perdido votos y lo siguiente será el robo de sus siglas. Acabarán por entrar en el Gobierno como ya sucede o sucederá en ciudades vecinas, y desde ahí planear su no defunción.

El PSOE gobierna hoy la ciudad no por ser la lista más votada, sino por el fracaso del resto de partidos que obtuvieron seis ediles y han sido incapaces de consensuar un Gobierno sólido y estable. Todo lo demás es tirar balones fuera como en aquel España-Suiza del Mundial de Sudáfrica.


Insistimos en que las alcaldías no se merecen, se ganan o se consiguen. El PSOE la ha ganado, mientras Leganemos, ULEG y PP han sido incapaces de conseguirla. Ciudadanos sólo pasaba por allí. 

Que cada cual asuma su responsabilidad. Nosotros, los mercenarios de la tecla, lo seguiremos contando...a no ser que nos fiche un Primera.

viernes, 5 de junio de 2015

Siete días

En siete días Leganés investirá a su nuevo alcalde. La composición de la Corporación municipal tras las pasadas elecciones municipales obliga al menos a tres formaciones políticas a un acuerdo de Gobierno. De lo contrario, asumirá el bastón de mando y por lo tanto el Ejecutivo local el Partido Socialista como lista más votada.

La única formación que anda en estos días buscando o más bien demandando la suma de 14 es ULEG, una operación que pasa inevitablemente por los seis ediles del PP y los dos de Ciudadanos. Y claro, alinearse con el PP es un problema en el fondo y en la forma.

En el fondo porque los populares no hacen nada gratis (ni el PP ni nadie) lo que obligaría a Unión por Leganés a ceder puestos y delegaciones del nuevo Gobierno; y en la forma porque ULEG y PP sólo han coincidido en los últimos 4 años en los juzgados. A partir de ahí ya me dirán cómo explicaría el portavoz independiente a sus votantes y a la comunidad social, sindical y educativa su “pacto” con el partido de los recortes.

Hasta hace cuatro días ULEG compartía pancarta con media ciudad para “echar” del Gobierno al PP e incluso lamentaban que PSOE se pusiera de perfil en el asunto de la moción de censura para derrocar a un Gobierno en descomposición. Ahora, los restos del naufragio de los populares servirían para formar un nuevo Ejecutivo local.

Cuidado porque no digo yo que un Ayuntamiento con Carlos Delgado como alcalde junto a sus cinco concejales y el previsible apoyo (puntual o no) de PP y Ciudadanos sea un mal invento. ULEG puede presumir de ser la única candidatura que ha crecido en votos y en concejales, por lo que está avalado para gobernar.

Es más, posiblemente este tripartito de facto posea mayor empaque que un Gobierno socialista de seis ediles, con una gravísima fractura interna y escaso apoyo exterior de Leganemos, donde todo se resuelve a golpe de megáfono.

A una semana de Pleno decisivo, los apoyos de ULEG son pero no están, y eso tiene su riesgo en una ciudad con experiencia en investiduras por sorpresa. Buena parte  del Partido Popular entiende que lo lógico es apoyar a los independientes, no por conceder estabilidad política e institucional a la ciudad, sino por restar un Gobierno a su adversario natural, y entregárselo al enemigo personal.

En cualquier caso, los Gobiernos se ganan, no se merecen, y tanto PSOE como ULEG están haciendo muy poco por conseguirlo mediante méritos propios. Esperan ambas formaciones a que caiga de maduro y que sean los compis de Ciudadanos quienes se “mojen” el próximo día 13.

Leganés demanda un gobierno eficaz y solvente, capaz de resolver los problemas reales de unos ciudadanos que demandan empleo, una administración cercana, ágil y eficiente, más y mejores dotaciones, menos impuestos y una mayor calidad de los servicios públicos. Para ello es necesario que la clase política salga del despacho y deje trabajar en ellos a los muchos y buenos técnicos municipales.


Si alguien se compromete a la mitad, tendremos mucho ganado. Porque esta ciudad no se merece otra crisis institucional.