16 de agosto de 2015. En plenas Fiestas
de Butarque, los diestros El Cordobés, Juan José Padilla y Luis Miguel Encabo
protagonizaban una corrida de toros que devolvía a la plaza La Cubierta el
esplendor perdido años atrás
El alcalde de Leganés, Santiago Llorente,
tras apenas dos meses en el cargo, señalaba en esos días que su intención era
“reflotar” los festejos taurinos porque “tenemos lo fundamental que es una
plaza espectacular y, por eso, no tiene sentido estar con enfrentamientos con
los empresarios gestores”. Nada mejor que los toros para demostrar el talante
de un Gobierno renovado.
Ese mismo día, Llorente coincidió en la
Plaza con políticos, empresarios, dirigentes y periodistas, a los que invitó a
cenar en un restaurante junto a La Cubierta. Señalaba tras el burladero que su
Gobierno, y él como alcalde, estaba obligado a “tender puentes” con las fuerzas
vivas de Leganés.
Comenzaba el primer edil su mandato con
una declaración de intenciones: acabar con las disputas del anterior Gobierno
local del Partido Popular, y declarar el estado de cordialidad como leitmotiv de su Ejecutivo.
Las fiestas acababan y Leganés disfrutó
de unas merecidas vacaciones. Tras el regreso, la película cambia de guión y
los puentes, lejos de mantenerse, saltan por los aires: el alcalde decide
desconectarse del mundo real y, tras salvaguardar las nóminas de los no pocos
“indios” de las tres familias socialistas, su única preocupación es sobrevivir
en La Roca.
A partir de ahí, asume la minoría de su
Gobierno como disculpa perfecta para excusar la debilidad e ineficiencia de un
Ejecutivo que no comunica porque nada tiene que contar. Leganés se sostiene por
la profesionalidad de sus casi dos mil funcionarios que permiten mantener viva
la maquinaria de la administración local ante la ausencia de un liderazgo
político.
Y en esas anda el alcalde varios meses
después, en evitar a toda costa una moción de censura que impediría no solo su
continuidad en la actual legislatura, sino su próxima candidatura para renovar
mandato. Por eso comete la torpeza de ofrecer a los dos concejales de
Ciudadanos sumarse a su Gobierno el día después de las elecciones Generales del
pasado día 20.
Ya se sabe que las prisas son para los
ladrones y los malos toreros, pero en política un día puede parecer un mundo, y
en la formación naranja podría pasar de todo en próximas fechas, y me da que
nada bueno.
¿Y la oposición en qué anda? Pues unos
–los populares- recomponiéndose del naufragio. Otros, en ULEG, restañando sus
heridas de lo que pudo ser y no fue.
Leganemos trabajando lo justito y
condicionando más bien poco. Y Ciudadanos…. sobreviviendo, como casi todos.
Nos vemos en 2016.