Leganés camina sin rumbo hacia un viaje que no le lleva a
ningún lado, motivado en gran parte por la tremenda incapacidad de sus gestores
políticos.
Con la excepción del concejal de Cultura y Festejos, Luis
Martín de la Sierra, que camina derechito al juzgado con una cara de
“investigado” que asusta, el resto no saben y desconocemos hacia dónde nos
dirigimos.
Sin ordenanzas fiscales, sin Presupuestos municipales, sin
proyecto de ciudad… la vida pasa porque sí y el Ayuntamiento subsiste
medianamente engrasado por la maquinaria administrativa que lo sostiene.
A esta fiesta ha sido invitado recientemente el Club
Deportivo Leganés, que asiste con asombro a un episodio más del desgobierno
pepinero. ¡Bienvenidos al esperpento político!. Aunque claro, en este caso, las
penas con pan son menos.
Y es que lo que debiera ser un acuerdo beneficioso para los vecinos y para el
club más representativo de la ciudad, se transforma en un conflicto
mediático-político-vecinal que podría quedarse en nada, pero que apunta a que va a destrozarlo todo.
La cuestión no es el fondo, sino la forma. Si podemos
hacerlo mal… ¿Para qué vamos a hacerlo bien?. Va en el ADN político local llegar a acuerdos de tapadillo, no informar a los vecinos y luego sorprendernos por lo "malos" que son los de la oposición, que firman una cosa y luego hacen la contraria. Y así una tras otra, y venga días
y venga meses hasta llegar a 2019.
Porque no se engañen, aquí quien más y quien menos anda
colocándose para prolongar su generosa nómina hasta 2023. comenzando por los que ocupan La Roca. Desde la atalaya de granito se mira más a El Charco que a los problemas reales de los vecinos... y así les va. Esta es la triste
realidad de los 27 concejales que nos representan.
El resto proseguimos en este viaje a ninguna parte,
asistiendo a un deterioro generalizado de la ciudad: comenzando por las
instalaciones y terminando por unos medios de comunicación que cada vez
comunicamos menos y lloramos más.
Nos vemos en Butarque.