Leganés respira incertidumbre. A escasos 50 días de la
celebración de las elecciones municipales y autonómicas al fin conocemos a las personas que concurrirán como cabezas de lista de sus respectivos partidos a los
comicios locales, pero nadie puede aventurar un resultado fiable para todos y
cada uno de ellos.
Partido Popular, Partido Socialista, Unión por Leganés,
Izquierda Unida, Leganemos, Ciudadanos y Unión Progreso y Democracia aspiran
unos a repetir y otros a entrar en la Corporación del Ayuntamiento de Leganés.
De todos ellos sólo el candidato de ULEG lo había sido con anterioridad, así
que el factor “cara nueva” a priori no será decisivo.
El Partido Popular –en el Gobierno esta última legislatura-
despejó la incógnita a ultimísima hora para nombrar a la actual Viceconsejera
de Empleo María Eugenia Carballedo como candidata a la alcaldía. A Carballedo
la han encerrado con seis Miuras en La Cubierta, sin cuadrilla y sin muleta.
La primera de sus medidas ha sido medir muy
mucho sus declaraciones, sus apariciones y lógicamente sus compañías. Las
prisas no son buenas y en política cuando uno no sabe o no tiene nada que
decir, lo mejor es buscar refugio y esperar a que amaine.
Sus aproximaciones a la vida política y mediática leganense
se han realizado en contadas reuniones en su propio despacho o vía telefónica y no sólo con miembros del Partido Popular. A
partir del próximo lunes comienza a funcionar su agenda, principalmente la
extraoficial, que es la más importante: muy pocos serán sus elegidos. Génova ha puesto al aparato a currar y
algo saben de esto.
Lo del PSOE es más de lo mismo, incluso peor. La lista que
le han encasquetado a Santiago Llorente nos devuelve a los 90 pero más tirando
a rancio que a “vintage”. Me quito el sombrero ante los que han perpetrado este
asalto a la Agrupación Socialista con una magistral clase de fontanería
política no sin la inestimable ayuda y colaboración directa de “papá” Simancas.
ULEG llega con el aval del incesante trabajo pero con la
sombra de una legislatura marcada por la bronca continua. La política es
trabajo por el vecino y respeto al adversario. Lo primero lo bordan, lo segundo
lo olvidaron. Delgado afronta sus cuartas elecciones consecutivas como cabeza
de lista. En tiempos de regeneración política y presunto fin del bipartidismo
ha llegado su hora para bien o para mal.
Izquierda Unida presenta al diputado Rubén Bejarano con el
objetivo de mantener un electorado que en Leganés siempre le ha sido fiel a la
coalición de izquierdas, incluso en las pasadas europeas a pesar de la
irrupción de Podemos. Habrá que calibrar si la salida de algunos de sus
afiliados con dirección a Leganemos hace mella, aunque en cualquier caso ese
voto ni estaba ni se quedaría en IU. Lo cierto es que IU afronta uno de los
momentos más críticos de su historia.
Leganemos llega en el momento justo al lugar adecuado y a
través de un proceso teledirigido. Sus pergeñadores aspiraban a un cargo y al
fin lo han conseguido. Poco discurso concreto y mucho hablar de acabar con la
casta, aunque buena parte de ellos lo son desde hace años. Todo apunta a que Leganemos
conseguirá representación significativa en el arco político leganense y se les
mirará con lupa.
Ciudadanos puede ser la gran sorpresa de las próximas
elecciones. Con dificultades para configurar una lista con ADN pepinero, en
este momento les sobra con el naranjito para obtener rédito político. Veremos
para qué portería chutan cuando tengan que levantar la mano.
UPyD se aferra a su trabajo ciudadano, aunque lo lógico es
que vuelvan a quedarse fuera del Ayuntamiento. La coherencia de su discurso no
será suficiente y la corriente mediática y política nacional seguramente les
cerrará la puerta de La Roca.
Con estos mimbres todo puede pasar y lo que es aún más difícil,
cualquiera puede gobernar… otra cosa es que le dejen.