Lo vivido en los últimos días en el PSOE de Madrid y por
extensión muy directa en Leganés es de chirigota. La aprobación de Leganés
Tecnológico por el Gobierno local del Partido Popular con el apoyo de 5
concejales socialistas (incluido su portavoz), provocó una crisis –no sin
precedentes- en el PSOE local, dejando muy tocados a Rafael Gómez Montoya y sus
cuatro ediles más cercanos.
Ahora, la intervención del PSM por parte de Ferraz y la
salida de Tomás Gómez (que acababa de anunciar expediente sancionador a los
cinco `díscolos´) provoca un giro de 180 grados en la situación interna del partido
de la Calle El Charco.
Gómez Montoya ha pasado de ser vilipendiado en
público por votar en contra de los intereses de los trabajadores de Casbega
Fuenlabrada a sacar pecho en los medios de comunicación al entenderse legitimado
por el aparato federal. Pues ni lo uno ni lo otro.
Leganés Tecnológico debía aprobarse sí o sí, pero nunca
debió llegarse a esta situación extrema, donde todo parece ensombrecido por las
prisas y el intervencionismo de privados intereses.
Todos se preparan para una campaña electoral que ya debía
haber comenzado, pero que sigue posponiéndose ante la grave crisis que viven
todos los partidos de nuestro país, y que se extiende a las organizaciones
regionales y locales.
En el Partido Popular parecen haber cerrado filas en torno
al alcalde de Leganés (refrendado también en Madrid) y su núcleo duro local
(muy poquitos) trabaja ya en clave 2015 para cerrar una campaña acorde a las
dificultades a las que se enfrentarán.
Si en lo interno las aguas están tranquilas, su principal
rival será la desafección política de la ciudadanía para con los grades (ya no
tanto) partidos políticos. Eso y una muy muy discretita –por no decir mediocre-
gestión municipal.
En el PSOE la situación sigue complicándose día tras día.
Santiago Llorente, candidato elegido en primarias, pierde fuerza en lo interno
y sabe que su camino hasta el 24 de mayo no será fácil porque los adversarios más
hostiles los tiene dentro.
La crisis socialista se ramifica hasta
llegar a las Agrupaciones, y en Leganés puede provocar una sangría de votos
letal para un partido con vocación de gobierno y que ahora mismo está en la
UCI.
Es curiosa la situación de Unión por Leganés. Dice su
portavoz, presidente, fundador y líder Carlos Delgado que su partido está ya en
“modo gobierno”. Esperemos que si eso sucede lo sea de verdad porque me suena a
lo mismo que hace 4 años con aquello de “Leganés quiere un cambio, no un
recambio”.
En cualquier caso andan preocupado Delgado y los suyos
porque sólo hay 27 sillones y aquí no caben todos. A su favor, como casi siempre, su vocación de trabajo por el vecino, y eso llega.
Los que entrarán casi seguro serán los amigos de la
Candidatura de Unidad Popular, donde se harán hueco los enfadados de uno y otro
perfil. Está bien el invento, pero de momento propuestas pocas y soluciones
menos. En cualquier caso vendrá bien aire fresco con sello ciudadano.
En Izquierda Unida aspiran a seguir, que no es poco. La
salida del partido de su candidata a la Comunidad de Madrid, Tania Sánchez, provocará
también la marcha de algún miembro del consejo político y no pocos afiliados de
la coalición en Leganés. Con Tania o sin ella, estaba cantado que la fuerza de
la base tenía base pero menos fuerza. La
solución no es huir.
En este circo quieren entrar UPyD y Ciudadanos. Los primeros
lo tienen bastante peor que hace un año, pero cuentan con un candidato
ilusionado y un equipo de gente trabajadora. Podría no ser suficiente para
entrar en La Roca.
Ciudadanos Leganés acaban de llegar pero ya se les oye. Otra
cosa es que se les escuche. En cualquier caso, su candidatura obtendrá votos que
no irán a otras formaciones que ya las sumaban en sus cábalas de precampaña.
Prepárense para vivir el espectáculo. Se lo contaremos.