La dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta de la
Comunidad de Madrid ha dejado huérfanos a los alcaldes populares que “la jefa”
colocó a dedo en las distintas candidaturas del PP de estos municipios.
Primeros ediles como David Pérez (Alcorcón), Juan Soler
(Getafe) o Jesús Gómez (Leganés), los mismos que presumen de haber destruido el
cinturón rojo del sur, andan ahora como pollos sin cabeza dejándose querer y
midiendo muy mucho sus palabras no vayan a caer en desgracia ante el nuevo “jefe”.
La salida de Aguirre afecta directamente al alcalde de
Leganés, Jesús Gómez, quien no olvidemos desembarcó en esta ciudad como apuesta
personal de la lideresa, siendo candidato del PP a la alcaldía por obra y
gracia del aguirrismo.
Gómez se queda huérfano y paradójicamente su situación
podría reforzarle a nivel local, aunque sólo de él depende. Y es que con
Aguirre fuera de Puerta del Sol, su futuro pasa inevitablemente por Leganés,
dejando atrás rumores más que fundados sobre su presunta “patada hacia arriba”.
Cuando el Partido Popular en Madrid defina su nuevo
organigrama sin Aguirre y con González al frente o no, será el turno de los
partidos a nivel local. Jesús Gómez propondrá su reelección como presidente y
de ahí a renovar candidatura va un paso. Ahora mismo esa es la idea.
Con un Grupo municipal medio calmado gracias al pacto entre
segundos espadas y el aparato controlado por su Primer teniente de alcalde, Gómez tiene todo a su favor para comenzar a gobernar de verdad y dejar atrás un año y medio de
despropósitos en su gestión refrendados por una pésima política de comunicación
donde ni venden ni tienden puentes.
Y es que este alcalde se ha “peleado” con media ciudad,
cuando la premisa básica en esta materia debe ser “proteger” la imagen del que manda.
Pero eso es otra cuestión de la que ya hablaremos.
Terquedades vecinales aparte, la actitud política del
regidor leganense ha cambiado notablemente en las últimas semanas y también
debo contarlo. Por el bien de esta ciudad, le concederemos el beneficio de la
duda. Esperemos no sea un espejismo.