Una obra faraónica –arriesgadísima en el contexto de crisis económica actual- que nacerá a partir del futuro (y presunto) enterramiento de la línea de Cercanías C5. El objetivo es levantar un gran bulevar que, a modo de Gran Vía, conecte todos los barrios de la ciudad sobre el suelo resultante del soterramiento a su paso por el municipio.
Según el candidato socialista, Rafael Gómez Montoya, este proyecto, tan llamativo como utópico, cuenta con un presupuesto de 425 millones de euros, a los que hay que sumar los 500 que costará el enterramiento de la vía, “y generará 4.500 puestos de trabajo”.
De momento no ha habido reacciones… pero las habrá, ya lo verán. Porque esta propuesta “muy Gallardoniana” como me ha comentado un colega, no dejará a nadie indiferente. Y es que la idea es buena, muy buena, otra cosa es que las arcas municipales (por mucha autofinanciación que quieran vendernos) sea capaz de soportar el envite.
Y cerraba el títular del post haciendo mención a las vallas. Esos megapaneles publicitarios que rodean Leganés y que durante el mes de abril, al igual que los medios de comunicación, no pueden acoger propaganda electoral.
Esta misma semana me he encontrado, camino de casa, con una nueva vuelta de tuerca a lo que representamos los periodistas, los medios y las empresas editoras a escasos 26 días de la cita electoral.
Veo como –por primera vez en mucho tiempo- los periódicos se convierten en escaparate propagandístico a través de soportes muy distintos al papel de 60 gramos o a la pantalla de ordenador.
Les enseño ejemplos en vallas de carretera aunque también podrán ver soportes en Metrosur, e incluso me consta que ha existido un fallido intento en autobuses interurbanos.
No sé si esto es bueno o malo, pero demuestra que la línea que separa periodismo y política cada vez es más difusa. Vean y cuéntenme cosas.
Edito hoy, miércoles, a las 9.25 horas. Como les avisé ayer, ya ha habido reacciones. Les dejo enlace.