miércoles, 6 de diciembre de 2006

El enemigo en casa

El panorama político en Leganés no puede ser más interesante a cinco meses vista de las próximas elecciones municipales.
Los tres grupos políticos con representación en el Ayuntamiento leganense no pasan por su mejor momento y en la actualidad están más preocupados por sus rencillas internas que por superar a sus adversarios en la carrera hacia los comicios locales.

Es curioso, pero los tres (PSOE, PP e IU) tienen una buena montada en casa. Los socialistas, con un nuevo candidato –Rafael Gómez Montoya- no elegido por la mayoría de la agrupación local, centran sus esfuerzos en que la opinión pública le reconozca como el relevo idóneo para el alcalde José Luis Pérez Ráez. Sin embargo, quienes no le reconocen como tal son sus compañeros de partido.
Lo último en el PSOE de Leganés es que más de 400 afiliados han solicitado -sin éxito, claro- la convocatoria de una asamblea extraordinaria de la que debería salir un nuevo comité local. Aún así, el PSM no quiere mover un dedo hasta después de celebradas las elecciones. La apuesta es arriesgada porque si Montoya fracasa… Supongo que entienden que siempre les quedará Izquierda Unida para pactar y seguir en la brecha.
Cómo será el asunto, que el candidato socialista se está reuniendo con todo el mundo en Leganés (algo normal, por otra parte) excepto con sus compañeros de partido.

En el Partido Popular, las cosas no andan mucho mejor. Guadalupe Bragado, portavoz y candidata, no cuenta con las simpatías de buena parte de su partido. Un sector que incluso ha llegado a plantear retirar a Bragado la portavocía del grupo.
Sin embargo, Guadalupe concurrirá a las próximas elecciones con el aval del apoyo regional de su partido, y el caché que le otorga haber sido la ganadora de los comicios de 2003.

Y qué les voy a contar de Izquierda Unida. Raúl Calle, coordinador local, portavoz y candidato a la alcaldía, ha sacado adelante su candidatura tras quitarse de en medio nada más y nada menos que a tres concejales de la actual corporación (el sector Cuenca, para más señas).

De este modo, y con cinco meses de gobierno por delante, podría darse la circunstancia de que cualquier propuesta plenaria no contase con el apoyo global de un mismo grupo. Además, cuanto más se acerca la fecha de las elecciones, más se tensan las relaciones entre los socios de gobierno (PSOE-IU), que por primera vez en toda la legislatura podrían no ir de la mano en una moción plenaria.
Aún así, esperemos impere la cordura y que los problemas de partido, tantos de unos como de otros, no afecten al gobierno de una ciudad que debería seguir caminando.
Tras el 27 de mayo, ya veremos.

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