domingo, 17 de julio de 2016

El Hombre fuerte

En la historia reciente del municipalismo, nunca un concejal no adscrito tuvo tanto poder político como el que ostenta en Leganés Jorge Javier Pérez. El ex portavoz de Ciudadanos es, por obra y gracia de la aritmética parlamentaria, el hombre fuerte del Gobierno local del Ayuntamiento de Leganés.

Y no porque forme parte de él, o quizás sí, sino porque su voto es capital para que salga adelante cualquier propuesta plenaria que PSOE e IU-CM (7 concejales) consensuen con cualquiera de los otras tres grupos municipales con 6 ediles (ULEG, Leganemos y PP).

Para muestra, el botón del pasado Pleno municipal donde la modificación presupuestaria propuesta y acordadísima entre Gobierno local y Partido Popular necesitó la mano alzada presta y dispuesta del concejal no adscrito.

Pérez apoya y apoyará al Gobierno local. En esto y en todo. Y no por convicción política (que también), sino por protección propia y revanchismo personal.

A Pérez no le dejaron desembarcar. Se le lapidó desde su entrada en escena y los que arrojaron las piedras no calcularon el coste político y además ignoraron el personal… y se equivocaron. Se pasaron de frenada y ahora deben asumir las consecuencias.

En este contexto donde PSOE y PP acordarán lo mollar para que la ciudad camine con andador, Unión por Leganés se queda sólo en la oposición “echado al monte” y restando meses para que llegue 2019. La historia de siempre para los verdes, pero la crónica política reciente nos dice que siempre crecieron. Veremos.

Lo de Leganemos se veía venir. Uno tiene la sensación de haber prendido la mecha de un Grupo municipal que fue un equipo pero nunca un grupo. 

Su ex concejal Adrián Sánchez, dio con la tecla en la famosa rueda de prensa donde el Grupo saltó por los aires en vivo y en directo. Ese día Sánchez señaló:  “Leganemos es una candidatura de unidad popular que nació como un instrumento político desde la confluencia y la ilusión de mucha gente para cambiar la sociedad leganense. Eso debería ser una riqueza, pero tristemente ha servido para lo contrario como hoy hemos podido comprobar”.

La batalla interna de Leganemos no tiene fecha de caducidad y promete nuevos episodios en una guerra fratricida entre los seguidores de Mercedes Condés y los del portavoz Fran Muñoz. La lucha se centra ahora en despojar a Muñoz de la portavocía de Leganemos. Ojo porque Condés necesita 4 votos y podría conseguirlos.

 En este campo político minado, el alcalde sigue recitando su mantra: “que sí, que sí, que sí”, un lema tan pobre para la ciudad como rico para su cuadrilla de confianza que suman y siguen.

Mención aparte merece la prensa, que sobrevive como podemos para sostener tirada y mantener personal. Más de veinte años nos contemplan… y los que nos quedan.

Por suerte, cada vez somos más los medios dirigidos por periodistas y eso nos da valor y fuerza para mandar en nuestra hambre. Nuestro cuarto poder suma ya cinco alcaldes y lo seguimos contando…



martes, 5 de julio de 2016

Lo que hace especial a un líder político



El último Debate sobre el estado de la ciudad ha marcado un antes y un despúes en la figura de Santiago Llorente como político.

El alcalde de Leganés destrozó en apenas dos discursos todos los estereotipos creados en torno a su persona, un político con más de 20 años de experiencia a sus espaldas, dinamitando su afable imagen pública en sendas sesiones plenarias plagadas de errores tanto en el fondo como en la forma.

Y es que Llorente ha pasado de ser “El hombre tranquilo” a “el alcalde desquiciado”. Ya arrancó mal el miércoles 29, con una intervención titubeante, errática y plana que alguien le colocó en el atril apenas 5 minutos antes del inicio del Debate. Es consabido que el regidor no tiene en la oratoria su punto fuerte, pero cuando uno desprecia su discurso el resultado es aterrador.

Llorente debe confesar que no preparó su texto y entiendo que no dejó que se lo preparasen, lo que es aún peor. Cero improvisaciones, comunicación gestual nula y verbal deficiente.

Si los emperadores romanos tenían asesores que les recordaban que eran mortales, el alcalde de Leganés debiera pedirle a los suyos que no le metan en más líos de los que por sí tiene. Y voy más allá: si nadie le dice que se ha equivocado gravemente le están haciendo un flaco favor.

André Vermeulen, Consejero Delegado de la compañía Neuro-Link, señala inspirándose en Nelson Mandela, que las ocho características que hacen especial a un líder político son:

1.     Centrado en un propósito
2.     Alto concepto de sí mismo
3.     Optimismo
4.     Serenidad
5.     Auto-eficacia
6.     Asunción de riesgos
7.     Adaptabilidad
8.     Resistencia a la adversidad

Salvo las dos primeras, que se le presuponen a casi cualquier ser humano, Llorente destrozó las seis restantes (que presumiblemente poseía) en un Debate fatídico.
La sesión del jueves nos dejó ya no con mal sabor de boca a los escasos ciberespectadores que contemplamos el debate, sino con una sensación de mediocridad política que le debe ser ajena al alcalde de una gran ciudad que debe jugar en césped y nunca en el lodo del terreno personal.

El hombre tranquilo hubiera contado hasta tres, y con serenidad y auto eficacia habría salido al paso adaptándose al entorno asumiendo con optimismo los riesgos que aplaude Vermuelen. Por suerte, ni Llorente se parece a Mandela ni yo mismo a un consejero delegado de una gran multinacional, así que tampoco me hagan mucho caso.

La sensación que emana del espectáculo vivido es decepción. No por el alcalde de Leganés, sino por Santiago Llorente, y así lo digo y lo escribo. Quien le haga el caldo y además cobre por ello, que rinda cuentas con su conciencia o siga mirando su nómina. Aún quedan tres añitos.