
Lo cierto es que el PP de Leganés ha pasado por unos meses convulsos, de plena renovación interna y externa.
El pasado viernes, el portavoz del PP, Jesús Gómez, junto a varios de sus concejales, se presentaron ante los medios de comunicación para decir precisamente eso, que están trabajando. En una comida ante catorce medios (sin vetar a nadie, como debe ser), Gómez abogó por la desaparición de la revista municipal La Plaza.
Evidentemente, la revista pública se ha convertido en un panfleto propagandístico que nada tiene que ver con la vocación de servicio público con la que nació. La Plaza, que debiera ser una herramienta útil para los vecinos y vecinas de Leganés, es simplemente un álbum de fotos de un alcalde que continua sin tirón mediático a pesar de que destina más de dos millones de euros a comunicación, propaganda e imagen.
De ahí, a eliminar la Revista, entiendo que media un abismo. La Plaza, concebida como tal, debe ser un medio de comunicación valioso que cumpla con un objetivo: informar al ciudadano sobre los servicios públicos que ofrecen las administraciones.
Mientras el PP pide el cierre de la Plaza, la empresa pública que la edita, LEGACOM, ha comenzado a contratar a empleados incumpliendo el Convenio colectivo de los trabajadores. Legacom acaba de incorporar a un nuevo trabajador sin llevar a cabo el proceso selectivo que marca el artículo 25 del citado convenio.
Un proceso que el acuerdo cita textualmente como “prueba selectiva donde estarán presentes tres representantes de la empresa, dos sindicales y uno por cada grupo municipal con representación en el consejo de administración”. Nada de nada. Y lo malo es que esto acaba de comenzar. Vendrán más detrás.
Como si no tuvieran suficiente con 60 cargos de confianza, ahora va este `gobierno de progreso para la ciudad´y se dedica a rellenar las empresas públicas con trabajadores afines al poder. Van camino de récord guiness.
Con esto es con lo que hay que acabar: con las designaciones a dedo y los tratos de favor, no con La Plaza. Comiencen por ahí.